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Bienvenidos a Dark Business

Bienvenidos a Dark Business, un blog donde podréis encontrar fanfics variados de autores diferentes.

Espero que os gusten, de verdad...

Es IMPORTANTE leer las presentaciones de los autores para saber, más o menos, su método de trabajo.

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Pausa general

Llevo bastante tiempo pensando, negando lo evidente, pero creo que es una gran estupidez seguir negándolo. Abrí este blog con el fin de pasar el rato, de postear mis fanfics, y después para darle una oportunidad de publicar a otros autores. Pero llevo ya mucho tiempo dejando todo esto de lado, y la mayor parte de los demás autores (por no decir todos) pasan absolutamente de este blog. Así que no me queda más remedio que hacer lo siguiente:

Este blog queda parado. No se volverá a publicar absolutamente nada (al menos mío) en una temporada.

Disculpad las molestias.

Kyara.

P.D: quizás acabe dejando este blog solo para mis publicaciones y para nadie más.

viernes, 25 de febrero de 2011

Pétalos de flores de cerezo

Pétalos de flores de cerezo.

Siempre creí que podía estar a tu lado para siempre... que no importaba qué ocurriese a nuestro alrededor, con quiénes nos topásemos en este mundo, yo siempre podría estar a tu lado, y tú al mío.
Las flores de cerezo comienzan a perder los pétalos y éstos caen sobre mí como una fina lluvia a media mañana, como una suave nevada de copos fríos y hermosos. Tal vez estén tratando de acompañarme en mi soledad. Tal vez simplemente me lo esté imaginando.
Sigo sentada bajo ese cerezo, el que destaca entre los demás por ser el más frondoso, el mismo en el que una vez hace mucho tiempo me prometiste que me protegerías.
Te sigo esperando.
Rodeo mis rodillas con los brazos, tratando de infundirme a mi misma algo de calor, pero es tan difícil... no es lo mismo cuando estoy solo yo, cuando no hay una mano cálida sujetando mi mano fría, cuando no hay unos acogedores brazos rodeándome tratando de mitigar mi tristeza, esta tristeza que me inunda y se desborda a través de mis ojos en forma de cristalinas y saladas lágrimas que caen por mis mejillas.
¿Qué puedo hacer sin ti a mi lado? Me siento tan sola...
Recuerdo tu sonrisa, inundándolo todo, como el sol en el cielo estival, mi propio sol en mi pequeño mundo, un mundo que creaste para mi, un mundo en el que no podía ser herida de aquellos que por una razón que aún se me escapa ansiaban destrozarme, hacerme trizas y reducirme a la nada. Tú me rescataste de aquél mundo de oscuridad que me rodeaba y hería, de aquella situación tan desesperante y angustiosa. Te debo la vida y el mundo. Para mi, aunque tu trabajo no fuese honesto, aunque fueses un asesino, para mi seguirías siendo un ángel, con suaves plumas en brillantes alas blancas.
Recuerdo aquel momento, yo sentada en el mismo sitio que ahora, el banco bajo el cerezo, vendas en mis brazos, el pelo rubio oscuro desparramado sobre mis hombros, los ojos grises clavados en el suelo; tú de pie frente a mi, tu pelo castaño claro reflejando la luz del sol, tus ojos dorados brillantes como estrellas, el rostro serio pero amable. ¿Recuerdas aquél momento tú también? Dijiste mi nombre, y yo alcé los ojos poco a poco hasta que nuestras miradas se unieron. Te pregunté si me odiabas, si me detestabas, tú sacudiste la cabeza, te sentaste a mi lado y tomaste mis manos. Estuvimos un instante en silencio, y entonces me hiciste la promesa que ahora atesoro en mi mente y mi corazón, y me hiciste prometer a cambio que no volvería a lastimarme a mi misma como lo hice en aquel momento. Acepté, y entonces me llevaste contigo.
Hacia la luz.
Una sonrisa se dibuja suavemente en mi rostro, recordando el tono de tu voz al decir mi nombre, y al recordar el mío propio al decir el tuyo.
Pero la sonrisa se borra con rapidez de mi rostro al recordar los momentos tristes, aquellos en los que ambos sufrimos. Y es entonces cuando me pregunto si hay algún límite para este sentimiento llamado amor, que nos quema y nos hiere, que nos hace felices y nos hace tristes, este torbellino de emociones que no para ni por un breve instante.
Al pasar el tiempo seguíamos al igual que en ese instante, el uno al lado del otro, tú protegiéndome, yo tratando de hacer lo mismo. Y fue entonces cuando me dijiste que te ibas, y que yo no podía ir contigo. Tanto dolor, tanto sufrimiento... las lágrimas se desbordaron con violencia y traté de retenerte con cientos de miles de palabras, cientos de miles de recuerdos, todos entre mis manos. Posaste un dedo sobre mis labios y me dijiste que no había nada que hacer, que ya todo estaba decidido, pero aun así yo traté de negarlo, no podía ser cierto.
Las flores de cerezo se arremolinan a mis pies, se enredan en mi pelo, se pegan a mi rostro húmedo por las lágrimas. Sigo sin poder asimilarlo.
Aquél día llegó de forma tan repentina que cortó mi respiración y heló mi sangre. Eché a correr de tal forma que casi ni recuerdo por dónde pasé, a quién vi. Lo único que recuerdo es que en ese momento lo único que necesitaba era llegar cuanto antes a tu lado.
Me dejaste de forma tan repentina que creí que acabaría yendo tras de ti en cualquier momento, pero me dijiste que no podía hacerlo, no aún. Así que me contuve, y traté de esperar todo el tiempo posible.
Me seco las lágrimas con la manga, me quito los pétalos de las flores de cerezo de encima y me arrebujo en mi chaqueta. Tengo frío, y no sé qué hacer.
-Chloe.
Alzo la vista, y te veo delante de mí, esta vez sonriente, tus ojos tan brillantes como siempre. Sonrío contigo, te echaba tanto de menos...
Me tiendes la mano, y yo sin dudarlo ni un instante la acepto. No tengo miedo de lo que pueda suceder a partir de ahora, lo único que me importa es que vuelvo a tenerte a mi lado.
Camino junto a ti, nuestras manos entrelazadas. Me dices que me quieres, yo te digo que te amo.
El sol brilla sobre nuestras cabezas y calienta el mundo a nuestro alrededor, la hierba que pisamos está tan verde y llena de vida como solía estar. El cerezo queda ahora a nuestras espaldas.
¿Sabes? Ahora que lo pienso...
...nunca hubiese creído que la muerte sería de esta forma.
¿No es así... Samuel?

Pétalos de flores de cerezo - Ficha

Título: Pétalos de flores de cerezo

Argumento:
Tú eras mi mundo, mi todo, sólo te necesitaba a ti para respirar, sólo tú estabas en mi cabeza. Y los pétalos de cerezo siempre nos acompañaron en nuestro viaje...

Tipo: Oneshot
Finalizado: Sí
Público: Todos los públicos
Temática: Drama, romance
Advertencias: muerte de personajes
Categoría del fanfic: Originales
Lista de capítulos: capítulo único

Pétalos de flores de cerezo

Walking With Death - Capítulo piloto - Perseguida

Capítulo piloto - Perseguida

Vuelvo a tener esa sensación extraña de que alguien me persigue.
No se por qué, pero hace rato que lo siento, y no es la primera vez que me sucede. Todo el rato, esté donde esté, me siento vigilada, ya esté caminando por la calle o en mi propia habitación. Siempre tengo ese cosquilleo en la nuca que me indica que me están mirando, y que sea quien sea, está fuera de mi propia mirada. Cada poco me giro y miro a la gente que me rodea, no hay nadie que llame mi atención especialmente, son siempre las mismas personas, y creo que alguna se ha dado cuenta de mi ya maniática forma de mirar a todos lados y quizás esté pensando que estoy loca. Realmente no me importa.
Asustada por cada movimiento, acabé cerrando mi cuaderno y mi libro y guardándolos junto con mi estuche en la mochila, la cual me eché a la espalda con rapidez para salir de la biblioteca lo antes posible. Una vez en el exterior respiré el aire de finales de verano profundamente y comencé a caminar en dirección a mi librería favorita mientras una cálida brisa azotaba mis cabellos ligeramente. Cuando finalmente llegué, nada más posar la mano en el pomo de la puerta, lo volví a sentir con una firmeza indudable: alguien me estaba siguiendo, no cabía duda. Eché una mirada subrepticia por encima de mi hombro derecho y pude comprobar, una vez más, que no había nadie. Pero de pronto pude ver, y con total claridad, una sombra reflejada en el cristal de la puerta.
No sé exactamente lo que me hizo tomar la decisión, pero me giré y comencé a caminar a una cierta velocidad por donde había venido. No sé si fue la sombra que vi. No sé si fue la forma de moverse de esa sombra. O si fue ese extraño reflejo de color rojo, tan rojo como el fuego, que pude percibir durante tan sólo una décima, tal vez una centésima de segundo.
Mientras caminaba miraba una y otra vez al reflejo en los escaparates, tratando de encontrar de nuevo esa sombra en ellos. Me detuve frente a la puerta de la cafetería de mi madre y, tras un instante de vacilación, entré.
-¡Selty! Creí que ibas a tardar más en venir-mi madre, una mujer de rostro dulce, salió de detrás del mostrador y cogió mi mochila.
-Lo sé, pero terminé la traducción antes de lo que pensaba-una pequeña pausa-. Mamá, ¿has visto si alguien...?-me interrumpí en medio de la frase, segura de que mi madre me miraría de forma extraña-. Quiero decir, ¿has visto pasar a Abby por aquí?
-La verdad es que sí, te estaba buscando. Dijo que tenía que contarte algo importante, ¿será que por fin tiene novio?
-A saber. Voy a buscarla, no tardo.
Salí de la cafetería despidiéndome de mi madre con un gesto de la mano y me encaminé al parque frente a la casa de Abby, mi amiga de infancia. Imaginé que estaría allí jugando con su primo. Seguía sin quitarme ese picor de la nuca.

“Selty... Selty...”

Los pelos de mi nuca se erizaron y me detuve violentamente.

“Puedes escucharme, ¿verdad?”

Eché a correr, olvidándome de qué era aquello tan importante que Abby quería decirme, olvidándome de a dónde me dirigía; esa voz me había sobresaltado, esa voz que no procedía de las personas que me rodeaban, que había escuchado tan cercana a mi oído pero tan distante a la vez. Corrí, durante tanto tiempo que pude ver el sol poniéndose en el horizonte. La gente hablando mientras paseaban. Los niños corriendo unos tras otros. Todo tan normal, pero tan extraño.

“No puedes verme aún, ¿no es así?”

Disminuí la velocidad poco a poco hasta volver a un paso tranquilo, esperando escuchar la voz una vez más. Según volvió a hablar me detuve, temerosa.
“Mira a tu izquierda”

Dicen que la curiosidad mató al gato. Ciertamente, conmigo hizo lo mismo.
Sin poder evitarlo miré, y al ver lo que reflejaba el cristal del otro lado de la calle estuve a muy poco de gritar. Justo detrás de mí, a pocos centímetros de mi piel, pude ver una sombra extraña, la misma que vi reflejada en la puerta de la librería, una sombra de profunda oscuridad. Sus ojos rojos me miraban con detenimiento.
Solté una exclamación ahogada y volví a correr, esta vez buscando un callejón vacío, oculto de miradas indeseadas, donde quizás podría encararme a esa sombra.

“Tienes miedo, ¿me equivoco?”

Apreté los puños y aumenté la velocidad. Cuando encontré lo que buscaba dí un patinazo y me interné en el callejón, hasta el fondo. Era un callejón sin salida.
Me dí la vuelta poco a poco y por fin pude verlo con mis propios ojos, aquella sombra hecha con las más oscuras tinieblas del mundo, aquellos ojos como rubíes que me miraban con una nota de siniestra diversión. Avanzó hasta mí.
-Me has hecho moverme mucho, Selty. Eso no está bien.
La voz era profunda, e indudablemente de hombre. La sangre se me heló en las venas, y mis ojos se clavaron en los suyos. Estaba asustada, terriblemente asustada.
-Me ha costado bastante encontrarte, pero cuando hace dos días te vi, no dudé en comenzar a seguirte hasta que fueses capaz de verme y oírme. Te ha costado menos que a otras personas, me pregunto por qué será-guiñó un ojo-. ¿Sabes quién soy, verdad?
Negué con la cabeza. Sonrió más aún.
-Soy la muerte. Ah, pero no te asustes, no voy a llevarte al otro lado, aún no es tu hora-se acercó a mi-, pero alguien cercano a ti está a punto de morir, ya hace unos cuantos días que me ve-posó una mano en mi hombro, el contacto cálido me sorprendió-. ¿Te importa que vaya contigo? Me has caído bien, tal vez te lleve conmigo a trabajar y no me separe de ti-una sonrisa blanca se dibujó en su rostro de tinieblas. Por alguna razón ya no estaba asustada.
-¿Cómo... cómo te llamas?
Dejó escapar una suave risa e inclinó la cabeza a un lado.
-Zero.
A partir de ese momento pude ver que Zero me seguía muy de cerca de todas partes. Además, la sensación de estar siendo observada fue disminuyendo poco a poco hasta que, finalmente, me acostumbré a su presencia.
Al día siguiente de mi primer encuentro con Zero recibí un mensaje al móvil de parte de Abby, preguntándome que dónde me había metido ayer, que quería hablar conmigo. Quedé con ella en la cafetería de mi madre y una vez allí nos sentamos en una mesa al lado de un espejo.
-¡Tengo novio!-exclamó Abby nada más nos sentamos. Al final mi madre tenía razón.
-Felicidades.
-Por cierto, Selty, no sé si es falta de sueño o qué, pero hace unos días que veo a una sombra con forma humana siguiéndote a todos lados.
Así que... Vaya. Miré al espejo y vi a Zero a mi lado. Me sonrió, con esa sonrisa blanca con forma de media luna, y me saludó agitando la mano. Sonreí con una sonrisa torcida.
-Puede que sea eso.
Abby me miró con un interrogante en los ojos y yo simplemente miré a otro lado. Por un instante no pensé en ello, pero cuando vi a Zero guiñarme un ojo comprendí que quizás en no mucho tiempo Zero iba a estar siguiéndome hasta el día en que sea yo quien tenga que seguirle a él. Hasta mi última respiración en este mundo.
Y la idea no me desagradaba del todo. Aún.

Walking With Death - 1º Temporada - Ficha

Serie: Walking With Death --CANCELADO--
Título:
Walking With Death - 1º Temporada
--CANCELADO--

Argumento:
Selty es una chica normal y corriente, buena estudiante, buena hija, buena amiga, responsable. Siempre tuvo muy claro cómo iba a ser su vida.
Pero el momento en el que aquella sombra se cruzó en su camino cambió su vida para siempre. Y también su destino.

Tipo: Capítulos auto-conclusivos
Finalizado: No
Público: Mayores de 12
Tipo de fic: Romance, acción/aventura, misterio, fantasía, drama
Advertencias: violencia, muertes de personajes
Categoría del fanfic: Originales
Lista de capítulos: capítulo piloto + 01


Capítulo piloto - Perseguida
Capítulo 01. Contrato