Se Buscan Autores

Para todos aquellos que les guste escribir todo tipo de historias con todo tipo de contenidos, éste es su lugar: Dark Business.

Así que, si te interesa publicar en el blog tus historias, escríbeme a: KeiraLogan@gmail.com y estaré encantada de incluíros como autores.

En el mail debéis incluir la dirección de correo con la que queréis entrar y a la que os llegarán los comentarios que os dejen en las entradas publicadas. Todos aquellos que sean aceptados deberán cumplir unas normas básicas que os escribiré en un mail como respuesta al vuestro.

Bienvenidos a Dark Business

Bienvenidos a Dark Business, un blog donde podréis encontrar fanfics variados de autores diferentes.

Espero que os gusten, de verdad...

Es IMPORTANTE leer las presentaciones de los autores para saber, más o menos, su método de trabajo.

Para dudas y sugerencias que no entren en el tag (asi como peticiones para unirse al blog) mandad un email aquí: KeiraLogan@gmail.com

¡Y usad el tag por favor!

¡Gracias por leer!


Pausa general

Llevo bastante tiempo pensando, negando lo evidente, pero creo que es una gran estupidez seguir negándolo. Abrí este blog con el fin de pasar el rato, de postear mis fanfics, y después para darle una oportunidad de publicar a otros autores. Pero llevo ya mucho tiempo dejando todo esto de lado, y la mayor parte de los demás autores (por no decir todos) pasan absolutamente de este blog. Así que no me queda más remedio que hacer lo siguiente:

Este blog queda parado. No se volverá a publicar absolutamente nada (al menos mío) en una temporada.

Disculpad las molestias.

Kyara.

P.D: quizás acabe dejando este blog solo para mis publicaciones y para nadie más.

martes, 7 de febrero de 2012

Dulce Navidad, Antonio - Capítulo 02

Capítulo 2. 27 de diciembre.

-Maldición. Maldición… Maldición,maldición, ¡MALDICIÓN! ¡Eres un estúpido! –gritó Lovino a pleno pulmón antes deestampar el vaso, lleno de un whisky que Escocia le había regalado, contra unapared de su casa- Eres un estúpido… -repitió en voz baja, sin saber bien si lodecía por Antonio, o por sí mismo.
Abrazándose levemente, se deslizópor la pared hasta el suelo. Lovino estaba confuso, MUY confuso. ¿Qué demoniosacababa de pasar en casa del español? O mejor dicho, ¿qué había estado a puntode pasar?
-¿Frattello? –lo llamó una vocecilladesde el marco de la puerta. Él alzó la mirada al instante, para ver a suhermano mirándolo algo preocupado- ¿Estás bien?
-Feliciano… -murmuró sorprendido-¿qué haces aquí? –exclamó de pronto, recuperando su tono hostil.
-Oí un ruido muy fuerte y…
-Se me cayó el vaso al suelo.
-Hay… una marca en la pared.
-Resbaló.
-¿Desde el suelo… hasta la pared?
-Pues claro.
-Ve~

***

Lovino pasó una semana más en sucasa antes de decidir volver al lado de Antonio. El bastardo se había ganadoestar sin él todo ese tiempo, ¿cómo se había atrevido a echarlo?
Todavía enfurruñado, cogió lamaleta y subió al avión. Suspiró cuando se sentó en su butaca, solo le apetecíadormir durante todo el viaje y comer algo. Aunque en realidad la casa de su‘jefe’ no estaba tan lejos de la suya, llegaría pronto. Entrecerró los ojos,volviendo a pensar en la última noche que pasó allí. España y él habían estadoa punto de… Pero no, no había pasado nada. Él había detenido al español a tiempo.Pensándolo bien, no sabía ni cómo habían llegado a esa situación, solorecordaba haber intentado entrar a casa antes de que Antonio le besararepentinamente. Y a los dos minutos ya estaban en su habitación, mordiéndose yquitándose la ropa…
Lovino carraspeó, obligándose aparar de imaginar la escena otra vez. Seguramente había sido un malentendido.Los dos habían bebido esa noche, ya que el estúpido del pervertido francéshabía celebrado una pequeña fiesta en su casa, y habían acudido algunos amigos.Pero Lovino no era su amigo. Ni tampoco el del resto de naciones que había allíaquella noche. Él solo acompañaba a España, porque este se lo había pedido caside rodillas.
Estaba harto de darle vueltas altema así que, cansado, cerró los ojos para intentar dormirse. Aún así, no lesirvió de mucho, ya que tuvo un sueño bastante extraño, aunque luego no pudorecordarlo bien. Despertó cuando aterrizaron. Salió del aeropuerto y caminó, unpoco nervioso, hasta llegar a donde Antonio vivía. No estaba lejos.
Cuando estuvo ante la puertaprincipal, dudó antes de meter la llave en la cerradura –porque por supuestoque tenía una copia de las llaves- pero, finalmente, entró a la casa.
-¿España? –gritó desde allí.
No obtuvo respuesta, así que echóun vistazo a su alrededor. Había un poco más de desorden desde la última vezque estuvo allí, y eso era extraño, ya que el único que desordenaba la casa deAntonio era él, pero le restó importancia al asunto. Recogió un calendario quehabía tirado en el suelo, el cual tenía tachados todos los días de diciembrehasta el 24. Chasqueó la lengua, fastidiado, y cogió un bolígrafo para tachartodos los que faltaban hasta el día actual, que era 27. Aquel estúpido no sabíani en qué día vivía.
Cuando colgó el calendario en lapared, que era donde debía haber estado en un principio, oyó ruidos en el pisode arriba, así que subió sin más. Se encontró con el español desbaratando suhabitación por completo. Lovino permaneció en el marco de la puerta, bastantesorprendido, ¿qué estaba haciendo? España estaba de cuclillas, rebuscando algoen el interior de su armario. Cuando finalmente se dejó ver, se giró haciaLovino instantáneamente, poniendo una expresión que el italiano no supodescifrar.
-Ah… Lovi…
“¿Ah… Lovi…?” ¿Qué tipo de saludoera ese hacia alguien que no ves en una semana entera?
-Creí que tardarías más en volver–Italia del sur notó como si su cuerpo se helara. ¿Más? ¿MÁS? ¿Estaba hablandoen serio? ¡Una semana! ¡Siete jodidos días! A él le había parecido más quesuficiente pero, al parecer, no era lo mismo para el español.
-Solo estoy aquí por algo queolvidé –respondió sonrojándose, antes de mirar de nuevo detrás de España. Estesiguió su mirada, encontrándose con su maleta abierta y bastantes cosas dentro.
-Ah… mmm… Me voy de viaje.
Lovino enarcó una ceja.
-¿De viaje?
-Sí… Kiku me ha invitado a sucasa –sonrió algo incómodo, desviando la mirada-. Y, bueno, me iba esta tarde.
-¿Hasta cuando?
-¿Perdón?
-¿Cuánto tiempo estarás allá?
-Pues… tal vez unos meses…
-¡Contéstame bien, maldita sea!
-Es que… de verdad que no lo sé.Voy a estar una temporada viajando.
-¿Cuánto tiempo? –repitió elitaliano, denotando impaciencia y amenaza.
-Seguramente… algunos años.
Lovino entreabrió sus labios,totalmente sorprendido. Parpadeó y miró el suelo, tragando saliva. Notaba unnudo en su garganta y no sabía la razón de por qué no desaparecía.
-¿Años…?
-Pero mi casa estará en buenasmanos. Francis me ayudará a tenerlo todo en orden, además, tú estás aquí asíque…
-¿Quién te ha dicho que yo vendréa limpiarte la casa, bastardo?
Antonio calló y le sonrió,volviendo a rebuscar en su armario, agachándose. Pero Lovino no estabacontento, no estaba nada contento. Notaba como su corazón latía cada vez másdeprisa, se sentía un poco desesperado. Pero no tenía nada que ver con que nofuera a ver al español en quién sabe cuánto tiempo… ¡para nada! Simplemente yano habría nadie que le hiciera la comida, ni que plantara sus tomates. Además,esa sonrisa que le acababa de dedicar… no le había parecido nada real. Espera,espera, él no tenía que preocuparse por eso.
Se humedeció los labios, que sele habían secado en un momento, y observó a España mientras hacía su maleta.Iba vestido con una camisa azul y unos pantalones vaqueros que no eranajustados pero que, al agacharse, marcaban todas sus formas… Parpadeósorprendido por lo que estaba pensando y pasó su mirada por la habitación delibérico. Se detuvo en el escritorio. No, definitivamente el recuerdo que teníade aquella mesa era demasiado vergonzoso. Siguió contemplando la estancia,luego venía la cama… ¡Arg! ¿Su mente se burlaba de él?
Enfadado, dio media vuelta ysalió al pasillo.
Suspiró y se deslizó por la pared hasta quedarse sentado en el suelo. ¿Qué le estaba pasando?

Stupid Threads -Capítulo 1-

-Capítulo 1- Dolor

-Vamos, Yunior, camina. Papi no puede ir tirando de ti todo el tiempo.
-Voo~y – Me respondió, con su tierna sonrisa.
Hacía ya 2 años y medio, desde que lo dejé todo para crear una nueva vida. 2 Años llenos de los dolores más atroces que jamás imaginé podría llegar a tener. 2 Años llenos de lágrimas guardadas y solo echadas en los momentos en los que me encontraba a solas. No podía llorar por lo perdido, sabiendo que mi acompañante también pasaba por lo mismo que yo.
Iba con Yunior de la mano. Aún no recuperaba la suficiente fuerza como para poder cargarlo en brazos. Y él aún era demasiado pequeño como para poder seguir mis pasos, así que me veía obligado a tirar de él la mayor parte del tiempo. Me dirigía a una audición para entrar a formar parte de un grupo que Akira me había conseguido. En todo este tiempo él había sido quien ha traído el sustento a casa. Quien cuidaba de Yunior y de mi. Ya era hora de ayudar yo.
A un par de cuadras del local en el que habíamos quedado llamé a Suzuki, para que me esperase por fuera, ya que aún no me ubicaba del todo bien.
Cuando ya estaba por llegar, y divisaba la silueta de Reita al otro lado de la calle, percibí un pequeño destello a mi espalda. Era un “paparatcci”. Lo miré horrorizado cuando, junto a un tipo con grabadora, se me acercaron, no hice otra cosa que agarrar con fuerza el brazo de Yunior y tirar de él.
-¡¡AKIRA!! – lo llamé desesperado.
Por suerte, este ya corría en mi dirección, tomando a Yunior en brazos alzándole, y tapando su cara en su pecho, para juntos entrar en el local y cerrar la puerta tras nosotros.
-¡Mierda, mierda, mierda! – me movía en todas direcciones.
Akira dejo a Yunior en el suelo, para trasponerse a su altura mirarlo a los ojos y decirle:
-Nunca digas las palabras que papi está diciendo ahora, ¿vale?
-De-de acuerdo – me miró asustado.
Yo solo me agaché para abrir los brazos y dejar que Yunior se refugiara en ellos. Y traté de aguantar las lágrimas sobre su pequeña cabecita.
-Nos han encontrado…
-Tranquilo, Uru…
-¿Y ahora qué hacemos? ¿qué pasará con Yunior?
-No dejaré que toquen a mi hijo–me respondió veloz.
Me quedé mirándole, entre sorprendido y asustado. Realmente me alegro de que Akira viniese conmigo aquél día.
-Gracias–fue lo único que pude murmurar mientras abrazaba a Yunior–. Vamos.
Agarré una de sus pequeñas manitas y le sonreí. Éste correspondió a mi sonrisa y alargó su otra mano hacia Akira, quien la cogió y comenzó a caminar entre nosotros, dando pequeños saltitos de vez en cuando.
No sé como lo hace, peor esta cosita lograba que todas mis penas se perdieran, y que no recordase nada de ellas. Además, tenía conmigo a mi mejor amigo, al único que me había creído… el único que había estado a mi lado en aquellos horribles tiempos…


*Flash back*


Todavía me acuerdo perfectamente… Estábamos los 4 en una cafetería, girando la cucharilla en el café . Había estado en el médico, y como siempre que iba quedaba con ellos para superar el mal trago.
No sé ni como , ni cuando pero la conversación acabó por desviarse a temas insospechados.
-La verdad es que no me importaría formar una familia-dijo Takanori sonriente.
-Ya, pero a mi me gustaría que fuera hijo mío–comentó Yuu.
-¿Y qué pensarías si yo te dijera que te puedo dar uno?–murmuré poniéndome colorado.
-¡Anda ya!-se burló Taka.
-Shima, tú no eres mujer–rió el moreno.
Akira me observaba en silencio, para luego comentar.
-Si, es una broma–me sonrió y yo le hice lo mismo-Pero, ¿A que estaría bien?
-¡Si!–al chibi se lo veía feliz.
-A mi me gustaría la idea-les sonreí.
-Pues a mi no.
Todos nos giramos a Yuu, que estaba serio.
-Eso iría contra natura. Yo no lo querría.
Y con las mismas se levantó y se fue.
-Shima…-Akira puso su mano en la mía.
-No pasa nada…
-Yo voy a ver qué mosca le picó a ese-Ruki se levantó y besó a Reita.
-De acuerdo–Respondió este sonriéndole.
En cuanto el rubio menor se fue Akira se levantó y se arrodilló ante mi.
-¿A que vino esa pregunta de antes, patito?
-¿Mmm?–lo miré con ojos llorosos.
-Lo de si tú pudieras concebir…
-Ah… N-nada…
-Pato-me tomó de la barbilla-, sabes que a mí no me puedes mentir.
-Ya…
Suspiró , y me abrazó. Nunca más volvió a sacar el tema a la luz.


*Fin del flash back*


Akira ha sido el padre de mi hijo desde el mismo momento en que fue concebido…
Como ya dije… el único que estuvo a mi lado, pero…
Yuu… te echo de menos…