Capítulo piloto - Perseguida
Vuelvo a tener esa sensación extraña de que alguien me persigue.
No se por qué, pero hace rato que lo siento, y no es la primera vez que me sucede. Todo el rato, esté donde esté, me siento vigilada, ya esté caminando por la calle o en mi propia habitación. Siempre tengo ese cosquilleo en la nuca que me indica que me están mirando, y que sea quien sea, está fuera de mi propia mirada. Cada poco me giro y miro a la gente que me rodea, no hay nadie que llame mi atención especialmente, son siempre las mismas personas, y creo que alguna se ha dado cuenta de mi ya maniática forma de mirar a todos lados y quizás esté pensando que estoy loca. Realmente no me importa.
Asustada por cada movimiento, acabé cerrando mi cuaderno y mi libro y guardándolos junto con mi estuche en la mochila, la cual me eché a la espalda con rapidez para salir de la biblioteca lo antes posible. Una vez en el exterior respiré el aire de finales de verano profundamente y comencé a caminar en dirección a mi librería favorita mientras una cálida brisa azotaba mis cabellos ligeramente. Cuando finalmente llegué, nada más posar la mano en el pomo de la puerta, lo volví a sentir con una firmeza indudable: alguien me estaba siguiendo, no cabía duda. Eché una mirada subrepticia por encima de mi hombro derecho y pude comprobar, una vez más, que no había nadie. Pero de pronto pude ver, y con total claridad, una sombra reflejada en el cristal de la puerta.
No sé exactamente lo que me hizo tomar la decisión, pero me giré y comencé a caminar a una cierta velocidad por donde había venido. No sé si fue la sombra que vi. No sé si fue la forma de moverse de esa sombra. O si fue ese extraño reflejo de color rojo, tan rojo como el fuego, que pude percibir durante tan sólo una décima, tal vez una centésima de segundo.
Mientras caminaba miraba una y otra vez al reflejo en los escaparates, tratando de encontrar de nuevo esa sombra en ellos. Me detuve frente a la puerta de la cafetería de mi madre y, tras un instante de vacilación, entré.
-¡Selty! Creí que ibas a tardar más en venir-mi madre, una mujer de rostro dulce, salió de detrás del mostrador y cogió mi mochila.
-Lo sé, pero terminé la traducción antes de lo que pensaba-una pequeña pausa-. Mamá, ¿has visto si alguien...?-me interrumpí en medio de la frase, segura de que mi madre me miraría de forma extraña-. Quiero decir, ¿has visto pasar a Abby por aquí?
-La verdad es que sí, te estaba buscando. Dijo que tenía que contarte algo importante, ¿será que por fin tiene novio?
-A saber. Voy a buscarla, no tardo.
Salí de la cafetería despidiéndome de mi madre con un gesto de la mano y me encaminé al parque frente a la casa de Abby, mi amiga de infancia. Imaginé que estaría allí jugando con su primo. Seguía sin quitarme ese picor de la nuca.
Vuelvo a tener esa sensación extraña de que alguien me persigue.
No se por qué, pero hace rato que lo siento, y no es la primera vez que me sucede. Todo el rato, esté donde esté, me siento vigilada, ya esté caminando por la calle o en mi propia habitación. Siempre tengo ese cosquilleo en la nuca que me indica que me están mirando, y que sea quien sea, está fuera de mi propia mirada. Cada poco me giro y miro a la gente que me rodea, no hay nadie que llame mi atención especialmente, son siempre las mismas personas, y creo que alguna se ha dado cuenta de mi ya maniática forma de mirar a todos lados y quizás esté pensando que estoy loca. Realmente no me importa.
Asustada por cada movimiento, acabé cerrando mi cuaderno y mi libro y guardándolos junto con mi estuche en la mochila, la cual me eché a la espalda con rapidez para salir de la biblioteca lo antes posible. Una vez en el exterior respiré el aire de finales de verano profundamente y comencé a caminar en dirección a mi librería favorita mientras una cálida brisa azotaba mis cabellos ligeramente. Cuando finalmente llegué, nada más posar la mano en el pomo de la puerta, lo volví a sentir con una firmeza indudable: alguien me estaba siguiendo, no cabía duda. Eché una mirada subrepticia por encima de mi hombro derecho y pude comprobar, una vez más, que no había nadie. Pero de pronto pude ver, y con total claridad, una sombra reflejada en el cristal de la puerta.
No sé exactamente lo que me hizo tomar la decisión, pero me giré y comencé a caminar a una cierta velocidad por donde había venido. No sé si fue la sombra que vi. No sé si fue la forma de moverse de esa sombra. O si fue ese extraño reflejo de color rojo, tan rojo como el fuego, que pude percibir durante tan sólo una décima, tal vez una centésima de segundo.
Mientras caminaba miraba una y otra vez al reflejo en los escaparates, tratando de encontrar de nuevo esa sombra en ellos. Me detuve frente a la puerta de la cafetería de mi madre y, tras un instante de vacilación, entré.
-¡Selty! Creí que ibas a tardar más en venir-mi madre, una mujer de rostro dulce, salió de detrás del mostrador y cogió mi mochila.
-Lo sé, pero terminé la traducción antes de lo que pensaba-una pequeña pausa-. Mamá, ¿has visto si alguien...?-me interrumpí en medio de la frase, segura de que mi madre me miraría de forma extraña-. Quiero decir, ¿has visto pasar a Abby por aquí?
-La verdad es que sí, te estaba buscando. Dijo que tenía que contarte algo importante, ¿será que por fin tiene novio?
-A saber. Voy a buscarla, no tardo.
Salí de la cafetería despidiéndome de mi madre con un gesto de la mano y me encaminé al parque frente a la casa de Abby, mi amiga de infancia. Imaginé que estaría allí jugando con su primo. Seguía sin quitarme ese picor de la nuca.
“Selty... Selty...”
Los pelos de mi nuca se erizaron y me detuve violentamente.
“Puedes escucharme, ¿verdad?”
Eché a correr, olvidándome de qué era aquello tan importante que Abby quería decirme, olvidándome de a dónde me dirigía; esa voz me había sobresaltado, esa voz que no procedía de las personas que me rodeaban, que había escuchado tan cercana a mi oído pero tan distante a la vez. Corrí, durante tanto tiempo que pude ver el sol poniéndose en el horizonte. La gente hablando mientras paseaban. Los niños corriendo unos tras otros. Todo tan normal, pero tan extraño.
“No puedes verme aún, ¿no es así?”
Disminuí la velocidad poco a poco hasta volver a un paso tranquilo, esperando escuchar la voz una vez más. Según volvió a hablar me detuve, temerosa.
“Mira a tu izquierda”
Dicen que la curiosidad mató al gato. Ciertamente, conmigo hizo lo mismo.
Sin poder evitarlo miré, y al ver lo que reflejaba el cristal del otro lado de la calle estuve a muy poco de gritar. Justo detrás de mí, a pocos centímetros de mi piel, pude ver una sombra extraña, la misma que vi reflejada en la puerta de la librería, una sombra de profunda oscuridad. Sus ojos rojos me miraban con detenimiento.
Solté una exclamación ahogada y volví a correr, esta vez buscando un callejón vacío, oculto de miradas indeseadas, donde quizás podría encararme a esa sombra.
“Tienes miedo, ¿me equivoco?”
Apreté los puños y aumenté la velocidad. Cuando encontré lo que buscaba dí un patinazo y me interné en el callejón, hasta el fondo. Era un callejón sin salida.
Me dí la vuelta poco a poco y por fin pude verlo con mis propios ojos, aquella sombra hecha con las más oscuras tinieblas del mundo, aquellos ojos como rubíes que me miraban con una nota de siniestra diversión. Avanzó hasta mí.
-Me has hecho moverme mucho, Selty. Eso no está bien.
La voz era profunda, e indudablemente de hombre. La sangre se me heló en las venas, y mis ojos se clavaron en los suyos. Estaba asustada, terriblemente asustada.
-Me ha costado bastante encontrarte, pero cuando hace dos días te vi, no dudé en comenzar a seguirte hasta que fueses capaz de verme y oírme. Te ha costado menos que a otras personas, me pregunto por qué será-guiñó un ojo-. ¿Sabes quién soy, verdad?
Negué con la cabeza. Sonrió más aún.
-Soy la muerte. Ah, pero no te asustes, no voy a llevarte al otro lado, aún no es tu hora-se acercó a mi-, pero alguien cercano a ti está a punto de morir, ya hace unos cuantos días que me ve-posó una mano en mi hombro, el contacto cálido me sorprendió-. ¿Te importa que vaya contigo? Me has caído bien, tal vez te lleve conmigo a trabajar y no me separe de ti-una sonrisa blanca se dibujó en su rostro de tinieblas. Por alguna razón ya no estaba asustada.
-¿Cómo... cómo te llamas?
Dejó escapar una suave risa e inclinó la cabeza a un lado.
-Zero.
A partir de ese momento pude ver que Zero me seguía muy de cerca de todas partes. Además, la sensación de estar siendo observada fue disminuyendo poco a poco hasta que, finalmente, me acostumbré a su presencia.
Al día siguiente de mi primer encuentro con Zero recibí un mensaje al móvil de parte de Abby, preguntándome que dónde me había metido ayer, que quería hablar conmigo. Quedé con ella en la cafetería de mi madre y una vez allí nos sentamos en una mesa al lado de un espejo.
-¡Tengo novio!-exclamó Abby nada más nos sentamos. Al final mi madre tenía razón.
-Felicidades.
-Por cierto, Selty, no sé si es falta de sueño o qué, pero hace unos días que veo a una sombra con forma humana siguiéndote a todos lados.
Así que... Vaya. Miré al espejo y vi a Zero a mi lado. Me sonrió, con esa sonrisa blanca con forma de media luna, y me saludó agitando la mano. Sonreí con una sonrisa torcida.
-Puede que sea eso.
Abby me miró con un interrogante en los ojos y yo simplemente miré a otro lado. Por un instante no pensé en ello, pero cuando vi a Zero guiñarme un ojo comprendí que quizás en no mucho tiempo Zero iba a estar siguiéndome hasta el día en que sea yo quien tenga que seguirle a él. Hasta mi última respiración en este mundo.
Y la idea no me desagradaba del todo. Aún.
4 comentarios:
eres una gran escritora espero que no te rindas nunca animo y adelante no se te da nada mal si alguna vez necesitas algo no dudes en contar con migo ppara lo que sea no lo dudes animo y sigue escribiendo sin prisa y sin agobiarte
Keira-chan,esta historia tiene una pinta buenísima,de verdad que me ha dejado muy intrigada,y me encantaría saber cómo continua.Realmente creo que tienes talento para escribir,mucho ánimo. =)
Siento muchísimo haber tardado tantísimo en pasar por aquí y comentar, pero estas últimas semanas han sido uncaos.
La historia realmente tiene una pinta espectacular. La personalidad de la protagonista me parece muy intrigante, y sin duda podría dar muchísimo juego a la historia.
Tomala con calma y desarrollala bien, porque sin duda tiene futuro.
me recuerda un poco a Döppelganger XD ... bueno tengo muchas ganas de seguir leyendo ^^ quiero ver como sigue esto., mucha suerte y ánimo!!
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