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Bienvenidos a Dark Business
Bienvenidos a Dark Business, un blog donde podréis encontrar fanfics variados de autores diferentes.
Espero que os gusten, de verdad...
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Pausa general
sábado, 6 de agosto de 2011
Otra parada veraniega
miércoles, 3 de agosto de 2011
Serie Welcome to our Dark Business - Dark Business - Song 1
“The same blood, the same cells
The same God, the same hell
Me recliné en la silla de mi despacho con las manos entrecruzadas y los codos apoyados en los reposabrazos. Al mirar de nuevo la pantalla una sonrisa torcida se dibujó en mi rostro. Fue entonces cuando él entró al despacho desde una de las puertas del pequeño pasillo que daba a la puerta de entrada portando un par de tazas de café.
Dejó una de ellas frente a mí y me miró con curiosidad.
-Hacía tiempo que no veía una sonrisa como esa. ¿A qué se debe el motivo?-su voz, tan suave y a la vez profunda, sonó un tanto seca, sin sentimiento alguno reflejado en ella. Como de costumbre.
-Parece-cogí la taza y le di un pequeño sorbo al café- que por fin voy a tener un poco de diversión-mi sonrisa se ensanchó, y volví a mirar las fichas y fotos abiertas en la pantalla del ordenador. Por último, reproduje el vídeo que había conseguido de una de las cámaras de tráfico esta mañana. Ciertamente, esta ocasión no podía ser desperdiciada...
07 de Diciembre – 8:29
Bostecé mientras me estiraba y miré al cielo. Tan sólo había unas pocas nubes en el inmenso azul, todavía bastante oscuro, y si había más no podía verlas, los altos edificios no dejaban ver mucho, pero si lo suficiente para saber que haría buen día, y eso era algo increíble teniendo en cuenta que estamos en la segunda semana de diciembre.
-Keith, o bajas de las nubes o acabaremos llegando tarde.
-Oh vamos Alex, no siempre se puede disfrutar de un día así siendo diciembre-protestó una voz femenina.
Eso Alex-bajé la mirada, sonriendo-, hazle caso a tu hermana.
Alex y Nadia son dos de mis mejores amigos, nos conocemos desde pequeños y vamos juntos a clase (bueno, Nadia no, ella es un año menor que nosotros).-Ya sabes que me gustaría, pero sabéis de sobra que detesto llegar tarde a clase-Alex comenzó a caminar.
-Lo se, lo se-me puse a su altura.
Nadia suspiró, aburrida.
-Por cierto, ¿es verdad que hoy viene una chica nueva y se incorpora a vuestra clase?-dijo, colocándose entre Alex y yo.
-Sí, algo así dijo el tutor ayer, ¿no, Alex?
Alex asintió.
-Me pregunto cómo será. Espero que me la presentéis-Nadia nos apuntó con un dedo amenazante.
-Está bien, hermanita, está bien-Nadia dio un pequeño salto mientras decía algo que sonaba como “¡yay!”-. Me pregunto de dónde vendrá.
-Ya nos enteraremos-dije.
Lo que me pregunto es qué pensará ella sobre la ciudad, me gustaría saber su primera impresión sobre todo esto.
Nuestra ciudad está cerca de la costa oeste de los Estados Unidos y, a mí por lo menos, me resulta mucho más grande de lo que parece.
Todas las personas que viven aquí son únicas y diferentes, llenando la ciudad con sus historias y sus relaciones con otras personas, haciendo todo esto cada vez más grande. Adoro vivir aquí, ir a comer un helado con Alex y Nadia en verano, quedar con el grupo de Leonard para ir a dar una vuelta y tomar un refresco o ir solo al parque a caminar y a observar a las personas a mi alrededor. Aquí siempre encuentro algo que hacer.
8:35
Cuando Alex y yo entramos a clase y fuimos a dejar nuestras cosas vimos que había alguien esperándonos, un chico y una chica: Max y Seri, los dos un año mayores que Alex y yo.
Max tiene el pelo castaño claro tirando a rubio, los ojos marrones y cierta adoración por la Coca-Cola. Vestía pantalones anchos de color beige, deportivas y una sudadera de color gris oscuro. Seri, por el contrario, tiene el pelo a la altura de los hombros. Rubio con mechas moradas, y sus ojos son azules. Vestía botas grises, pantalones morados y una sudadera de color gris claro con capucha. Ambos estaban sentados en nuestras mesas y se levantaron cuando nos acercamos.
-¡Buenos días!-dijeron al unísono
-Buenas-Alex fue hacia su asiento, pegado a la ventana, dejó la mochila y se sentó.
-Hola Seri, Max-dejé mis cosas en el asiento contiguo al de Alex
-¿Qué tal?-Max nos miró
-Muerto de sueño-Alex extendió los brazos sobre la mesa y enterró el rostro en ellos.
-Pobrecillo. ¿A caso saliste con alguien?-Seri le miró sonriendo pícaramente.
-La verdad es que no-levantó un poco la cabeza-. Estuve estudiando hasta tarde, tenía que recuperar el tiempo perdido.
-Bien hecho-Max rió-. Por cierto, ¿os apetece quedar esta tarde?
-El último examen de la evaluación es el viernes, pero no es muy complicado, así que por mí vale-dijo Alex
-Lo mismo para mí-dije. ¿En frente de la pizzería de siempre?
-Perfecto, avisaré a Leonard. Será mejor que nos vayamos ya, Seri.
-¡Vale! Nos vemos después, chicos-dijo Seri, y ambos se fueron.
Me senté y saqué los libros de la primera hora de clase, español. Alex hizo lo mismo.
-¿De verdad estuviste estudiando?-le pregunté
-Eh…-pareció dudar-Vale, lo confieso, estuve jugando a la consola hasta tarde.
-¡Lo sabía! Bueno, no lo sabía, pensaba que sería lo de siempre, que estarías con uno de tus ligues.
-Joder, menuda opinión tenéis todos de mí...
Me reí, y Alex me dedicó una preciosa mirada asesina. Justo en ese momento tocó el timbre y entró nuestro tutor y profesor de español, Henry.
-Buenos días a todos-dejó sus cosas en la mesa-. Bien, como os dije ayer, hoy tenemos una nueva alumna en clase, y quiero que ahora permanezcáis en silencio para que ella se presente-miró hacia la puerta-. Puedes pasar.
Cuando entró, todo a mi alrededor pareció ralentizarse, y mi mirada quedó fija en ella, como si fuese un imán.
Ella era alta, delgada, esbelta, los brillantes ojos negros recorriendo el aula con curiosidad, la larga melena castaña desparramándose sobre sus hombros y espalda. Vestía pantalones vaqueros largos y oscuros, botas negras y una camiseta de manga larga de color verde claro. Dejó la mochila, de color naranja, a sus pies. Llevaba una cazadora cogida con la mano.
-Mi nombre es Sara Archer-comenzó. Su voz sonó dulce y suave-, vengo de Jacksonville, me mudé aquí ayer. Encantada de conoceros-sonrió.
8:47
Después de presentarme busqué una mesa vacía entre la gente, y la encontré, en la columna doble de la ventana, detrás de un chico rubio. Vestía pantalones vaqueros, deportivas y una camisa blanca de manga larga. Una cazadora de cuero colgaba de su silla.
Colgué mi cazadora en el respaldo de mi silla, me senté y saqué los libros de la primera hora. Entonces, el chico rubio se giró con una gran sonrisa en el rostro y pude ver que sus ojos eran verdes. Su compañero me miró con los ojos grises llenos de curiosidad.
-Soy Keith, encantado-dijo el chico rubio, y después señaló a su compañero-. Él es Alex-el chico de los ojos grises, Alex, inclinó la cabeza en un saludo.
-Igualmente-dije
-Oye, Sara, si necesitas alguna cosa avísanos, ¿vale?-dijo Keith
-Vale, ¡gracias!-sonreí
Aún sonriendo, se dio la vuelta y se puso a hablar con Alex. Yo, al no tener con quién hablar, miré el paisaje. Las vistas eran muy distintas de las que se veían desde la ventana de mi antiguo instituto en Jacksonville: el cielo, las nubes, ambos se podían ver entre los edificios y algunos árboles. En la zona visible del patio pude ver parte de una cancha de baloncesto que nadie estaba usando en ese momento y un par de bancos pegados a una pared.
Suspiré y me giré hacia el encerado, dispuesta a atender y tomar apuntes.
11:20
Cuando tocó la campana anunciando la hora del recreo guardé todas mis cosas, saqué un bocadillo y, cuando fui a coger mi cazadora, vi a una chica de pelo y ojos negros mirándome con fijeza, casi sin pestañear, su rostro totalmente severo. Justo en el momento en el que me iba a cercar a ella, una mano se posó en mi hombro. Al girarme, vi que se trataba de Keith.
-¿Te apetece venir con Alex y conmigo? Así no estarás sola-dijo
-¿Qué? ¡Ah, vale! Tan solo...-me volví a girar, pero la chica ya no estaba, y tampoco sus cosas. Sacudí la cabeza y seguí a Keith hasta la puerta, donde Alex nos estaba esperando.
-¿Qué tal las tres primeras horas?-preguntó Keith mientras se ponía la cazadora.
-Un poco aburridas, además ya había dado esto en Jacksonville, la semana pasada-le imité.
-Puedes tomártelo como un tiempo para adaptarte al instituto, visto así es toda una ventaja-Alex introdujo una mano en el bolsillo del pantalón; en la otra mano sujetaba su cazadora, que parecía no tener intención de ponerse por el momento.
Una vez salimos al patio, fuimos a una pared en la que daba el sol, Alex se apoyó en ella y yo empecé a comer el bocadillo. Al mirar a Keith, vi que parecía buscar a alguien con la mirada y, cuando finalmente encontró a quien buscaba, se alejó de nosotros. Al volver, una chica caminaba a su lado.
-Ella es Nadia, la hermana de Alex-dijo Keith.
Nadia era delgada y un poco más baja que yo. Llevaba el pelo, de color castaño y largo hasta la altura de la barbilla, adornado con unas horquillas. Los ojos, como los de su hermano. Vestía una falda a cuadros en tonos azules, medias negras, botas del mismo color y llevaba una chaqueta abierta sobre una camisa de color violeta. Al acercarse a mí pude apreciar su gran parecido físico a Alex.
-¡Hola!-exclamó jovialmente-. Yo soy Nadia, ¡encantada de conocerte!
-Igualmente. Yo soy Sara.
-¡Qué nombre más bonito! ¡Me gusta!-sonrió-. ¿Te han dado guerra estos dos?-preguntó, señalando a su hermano y a Keith.
-Qué va, todo lo contrario, han sido muy amables conmigo-me reí suavemente.
Keith me guiñó un ojo y sonrió. Alex, por su parte, se apoyó contra la pared. No me había fijado mucho en él hasta entonces, y me arrepentí por ello. Vestía pantalones negros un poco anchos, deportivas negras, una camiseta de manga larga blanca y encima una de manga corta negra. Realmente, esa ropa le favorecía.
Debió de notar que le estaba mirando, ya que de pronto me sonrió.
-Qué frío-dijo, y se puso su cazadora de cuero negro. Se apartó unos mechones de negro cabello de los ojos y me miró divertido-. ¿Ya te acostumbraste al tiempo de aquí, Sara?
-En ello estoy-dije mientras me frotaba el brazo con la única mano libre. Me había olvidado totalmente de mi bocadillo.
-Pobrecita. ¿Te abrazo para darte calor?-extendió el brazo izquierdo y pude ver un reloj plateado en su muñeca.
-No gracias-me sonrojé. Keith y Alex se rieron, y Nadia les golpeó a ambos.
-Ignórales, Sara-dijo Nadia, mientras ellos se frotaban donde ella les había golpeado.
-Por cierto, Sara, ¿cómo es que te mudaste aquí desde Jacksonville?-preguntó Keith.
Desvié un poco la mirada.
-Ah... eso...-me mordí ligeramente el labio inferior-Problemas familiares, nada más...
Los tres se me quedaron mirando durante un pequeño instante en total silencio. La verdad es que no me gustaba nada hablar del tema, pero acababa de conocerles a todos, y no quería soltárselo así tal cual, o soltarles el rollo de los problemas de mi familia.
De pronto, me di cuenta que unas cuantas chicas, y también unos cuantos chicos, me estaban mirando y murmuraban entre ellos. Eso me puso realmente incómoda, así que empecé a mordisquearme casi sin dame cuenta una uña.
Me fijé en que Sara se había puesto nerviosa, y la razón estaba más clara que el agua. No todo el mundo está acostumbrado a que una gran cantidad de gente se te quede mirando. Miré a Keith durante un instante y, al verlo asentir, me acerqué a Sara.
-Vámonos a otro sitio-dije, rodeando sus hombros con un brazo.
La conduje al vestíbulo del instituto, con Keith y Nadia caminando tras nosotros.
-Gracias...-dijo Sara.
-No hay por qué darlas-dije-. No todo el mundo está acostumbrado a que se le queden mirando, aunque realmente no es tan molesto.
-Claro, como a ti te miran allá a donde vas...-dijo Keith, riéndose levemente
Puse los ojos en blanco y me quedé mirándole, en plan “¿Y qué más da eso?”.
-¿Y eso por qué?-preguntó Sara, con la curiosidad pintada en la voz
-Ah, cierto... Nada, que mi hermano, vaya a donde vaya, deja a su paso una gran cantidad de tías con cara de idiotas mirándole embobadas-dijo Nadia, también riendo.
-Con cara de idiotas no, hermanita, sino con cara de haber visto al tío más sexy de toda la ciudad-sonreí, arqueando una ceja, provocando las risas de los demás.
11:45
Esperé pacientemente a que descolgase el teléfono. Cuando por fin lo hizo, su voz, suave y aterciopelada, me saludó como de costumbre.
-¿Necesitas algo? Ya sabes que no tengo problema en ayudarte.
Sonreí. Sí, eso era lo que necesitaba de él. Que me ayudase. No dudé ni un instante en pedírselo.
-Averigua por mí todo lo que puedas de Sara Archer.
11:52
De vuelta en mi asiento, y sin poder resistir la tentación, me giré buscando con la mirada a la chica que antes se me había quedado mirando. Estaba sentada dos sitios detrás de mí, escribiendo algo en un cuaderno. Me encogí de hombros y miré hacia delante, justo para sorprenderme al encontrarme a Keith y Alex mirándome.
-¿Tienes algo que hacer esta tarde?-preguntó Keith
-Pues... la verdad es que no, ¿por?- respondí, aún con la sorpresa en el cuerpo
-Era por presentarte a unos amigos y de paso enseñarte un poco la ciudad-Alex sonrió, y entonces me tendió un papel-. Por cierto, esta es la sala y la contraseña del chat que solemos usar, por si te apetece pasarte por ahí y hablar. También tienes la dirección del chat, por si no lo conocías.
Cogí el papel y, al mirar la dirección, sonreí.
-Conozco este chat, yo también lo uso. ¡Muchas gracias! Y por mí perfecto, lo de ir con vosotros por la tarde digo.
-Apúntame tu dirección aquí-dijo Keith, pasándome su agenda-, pasaremos a buscarte sobre las cinco de la tarde o así.
-Okay.
14:34
Al llegar a la puerta que había en la verja que rodeaba al recinto del instituto, Keith, Alex y Nadia se giraron hacia mí para despedirse.
-¿Sabes llegar hasta tu casa?-preguntó Keith, un poco preocupado-. Lo digo más que nada porque como llegaste ayer y tal...
-Ah, ya... no te preocupes, me sé el camino-me encogí de hombros ligeramente-. Más o menos-admití ante sus miradas de desconfianza-. ¡Pero de verdad que no hace falta que me acompañéis! ¡De verdad!
-Está bien-dijo Alex, riéndose-. Y recuerda, a las cinco pasamos a buscarte.
-Hasta la tarde-dije, sonriendo.
-¡Hasta la tarde!-Keith, Alex y Nadia se alejaron de mí, y yo me di media vuelta.
Empecé a caminar. Realmente no me acordaba muy bien del camino de vuelta a casa, y mi madre no podía venir a recogerme hoy, ya que tenía una entrevista de trabajo y no podía faltar. Crucé los dedos, rezando (aunque era atea) para encontrar el camino con rapidez. Traté de recordar los giros que había dado mi madre al traerme por la mañana pero a la inversa, hasta que llegué a un callejón sin salida. Definitivamente, me había perdido. Retrocedí, y al hacerlo me tropecé con un chico de pelo castaño largo hasta la barbilla vestido con deportivas, vaqueros de color azul claro y un jersey de manga larga de color naranja. Al fijarse en mí, sonrió de forma estúpida.
-Qué pasa, preciosa, ¿te has perdido? Si quieres puedo acompañarte a casa...
Le miré con asco, se le notaban totalmente las segundas intenciones a esa propuesta.
-Ehh...-me aparté de él como pude-no, gracias...
-Oh no digas eso, preciosa...-se acercó de nuevo, con una mano extendida en mi dirección.
-D-déjame en paz-solté, retrocediendo.
-No seas así, muñeca...
Desesperada, caminé hacia atrás más rápido hasta que tropecé de forma un tanto estúpida y acabé sentada en el suelo, con ese idiota con cara de pervertido acercándose cada vez más a mi.
-¿No ves que la señorita te ha dicho que la dejes en paz?-dijo una voz masculina a espaldas del pervertido.
El pervertido se giró, claramente molesto.
-Anda, si yo a ti te conozco... te llamabas Charlie, si no me equivoco-el desconocido, del cuál no podía ver el rostro, se rió-. ¿A caso te gusta acosar a chicas perdidas, Charlie?
-¡Maldito idiota!-exclamó el tal Charlie, notablemente ofendido-¡Te voy a dar la paliza de tu vida!
-Inténtalo si puedes.
Charlie echó el brazo derecho hacia atrás para golpearle, pero cuando lanzó el golpe el otro chico le esquivó y, a cambio, le dio un fuerte puñetazo en la cara mientras una sonrisa de superioridad se dibujaba en su rostro, tirando a Charlie hacia un lado de espaldas.
-Ya lo has intentado, ¿contento? Y ahora lárgate de una maldita vez si no quieres acabar en el asiento trasero de un coche de la policía.
Sin pararse a pensarlo ni un momento, Charlie se levantó y salió corriendo de allí. Le seguí con la mirada hasta que desapareció doblando una esquina.
Me giré hacia mi salvador, y entonces me fijé detenidamente en él. Era más alto que yo, delgado. Sus ojos azules reflejaban interés y su pelo era rubio y corto, aunque se notaba que no era rubio natural además de mostrar unos mechones castaños en determinados puntos. Vestía pantalones vaqueros grises y una cazadora del mismo color sobre una camiseta de color blanco. Llevaba dos anillos de plata lisos en los dedos índice y corazón de la mano izquierda y otros dos de la misma forma y color en los dedos índice y anular de la otra mano. Calzaba botas negras.
-¿Estás bien?-dijo, ladeando la cabeza y tendiéndome una mano.
-Sí-tomé su mano y me ayudó a levantarme. Me sacudí los pantalones-. Gracias, hum...
-Bryan, Bryan Mackencie.
-Gracias, Bryan. Yo soy Sara Archer.
-Encantado.
-Bueno, ahora si me disculpas, tengo que encontrar el camino de vuelta a mi casa-reí de forma un tanto avergonzada y empecé a caminar. Bryan se puso a mi altura con rapidez.
-Puedo ayudarte, si quieres-le miré, arqueando una ceja, a lo que él respondió alzando las manos-. Tranquila, no soy como ese idiota, lo juro.
No pude evitar reírme ante el comentario de Bryan, no me esperaba que dijese algo así.
-Está bien, está bien, ésta es mi dirección-se la dije
-No está muy lejos de aquí...-me miró, sonriendo-Sígueme.
Seguí a Bryan sin dudarlo. Por alguna extraña razón me inspiraba confianza, no como Charlie (aunque bueno, con esa cara de pervertido... creo que es totalmente normal).
-Eres nueva aquí, ¿me equivoco?-preguntó de pronto, pillándome totalmente desprevenida.
-Sí... me mudé ayer desde Jacksonville.
-Ya decía yo, no es normal que alguien se pierda de camino a casa...-sonrió-Pero no te preocupes, una vez que empieces a moverte por la ciudad no te perderás, sobre todo si vas con gente que conoce todo esto bien. Aunque por el momento deberías hacerte con un mapa.
-Tienes razón, debería hacerme con uno lo antes posible.
Seguimos caminando hasta que, de pronto, llegamos a un portal que reconocí como el del edificio donde vivía. Me giré para mirarle.
-Muchas gracias, Bryan.
-No hay por qué darlas. Espero poder volver a verte pronto.
-Igualmente. ¡Adiós!-dije, abriendo la puerta del portal. Él me sonrió y agitó la mano, y yo le devolví el saludo.
15:05
Al abrir la puerta de casa lo primero que vi fue una nota pegada con cinta adhesiva al marco del espejo de la entrada. Era de mi madre, cómo no. Decía que tenía la comida en el microondas, que la calentase y que comiese, que ella llegaría tarde a casa.
Suspiré, hice una bola con la nota y la metí en el bolsillo del pantalón mientras me dirigía a mi habitación para dejar mis cosas. Nada más colgar la cazadora en un perchero detrás de la puerta, encendí mi ordenador y entré en Internet. Escribí la dirección del chat y me conecté a la sala que usaba para hablar con mis amigos de Jacksonville... y con alguien más. Al conectarme, sólo estaba él.
Archer ha entrado en la sala.
Archer: Hola, Togusa.
Yue: Hola hermanita. ¿Qué tal estás?
Archer: Bien. Mamá me ha dejado la comida en el micro, todavía no ha llegado a casa.
Yue: ¿Y dónde está?
Archer: En una entrevista de trabajo, ni siquiera pudo venir a buscarme a la salida del instituto...
Yue: Ya veo...
Archer: ¿Y qué tal las cosas por ahí?
Yue: Bueno... más o menos como estaban al marcharos vosotras. La verdad es que te echo de menos, Sara...
Archer: Y yo a ti, hermano... en fin, me voy a comer, tengo hambre. Hablamos por la noche, ¿vale?
Yue: Vale... cuídate, ya me contarás qué tal te ha ido el día. Adiós.
Archer: Adiós.
Archer ha salido de la sala.
17:02
Justo cuando iba a mirar la hora en el reloj que había colgado en una de las paredes del salón, sonó el timbre del portero. Fui hasta la cocina y descolgué el teléfono.
-¿Diga?
-¿Sara? Soy yo, Keith. También están Alex y Nadia. ¿Bajas?
Sonreí al reconocer la voz del rubio.
-Sí, dame un par de minutos.
Cogí mi cazadora y una pequeña mochila negra con todas mis cosas dentro y le dejé una nota apresurada a mi madre para que la viese al volver de hacer la compra. Salí precipitadamente de casa cerrando la puerta con las llaves, bajé por el ascensor y, al pasar frente a los buzones, vi que algo sobresalía del nuestro. Un sobre.
Lo saqué y, al abrirlo, me encontré dos cosas: un mapa y una nota.
Al desplegar el mapa vi que el camino de mi casa al instituto estaba marcado con rotulador, además de varios restaurantes de comida rápida, quioscos, supermercados y otros sitios de interés, junto con una marca en un edificio que no supe identificar. Tal vez quien hubiese hecho las marcas señaló algo por error o algo así. Lo volví a doblar y entonces desdoblé la nota, escrita con una letra un tanto elegante que no pude reconocer.
Señorita Sara Archer:
De camino a casa compré este mapa para ti y marqué algunos sitios que puede que te interesen, además del camino más rápido de tu casa al instituto. Me preocupaba que no te diese tiempo a hacerte con un mapa (aunque sí, sé que está en Internet, pero mejor tener uno a mano) y te volvieses a perder mañana, así que me tomé la molestia en hacer todo esto por ti. Y no, no hace falta que me des las gracias por ello, en serio. Ah, la marca que hay dibujada con forma de X señala mi casa, por si alguna vez necesitas algo. En la parte trasera del mapa está anotado el portal y el piso.
Espero que esto te sea de utilidad, de verdad.
Un cordial saludo.
Nada más ver la firma, sonreí y me recordé a mi misma que, la próxima vez que me encontrase con él, tenía que agradecerle este detalle adecuadamente. Guardé todo en la mochila y me dirigí a la puerta del portal, a través de cuyos cristales pude ver a Keith, Alex y Nadia esperándome.
lunes, 1 de agosto de 2011
Parada veraniega~~
Para que luego nadie crea que me he esfumado con el dinero o algo (?), aviso que desde el día 2 al 29 estaré de vacaciones, y aunque supongo que tenga internet, no creo que pueda actualizar mi historia "Oro y esmeraldas" ni subir cualquier otra hasta que regrese. Escribiré, sí, pero también aprovecharé para descansar la mente después de un lemon que me ha dejado fundida xD. Cuando vuelva intentaré actualizar ese mismo día, si el cansancio me lo permite...
Hasta entonces, see you!