Cap.9 Un cumpleaños para Olvidar
Al fin entraba en la veintena... veintiún años.. que viejo me siento... es extraño... Me encuentro en Kanagawa con algunos amigos . Ni Ruki, ni Reita han podido venir conmigo a “celebrar” mi cumpleaños... Todos los que están aquí se ven felices... me siento aparte pese a que estamos festejando juntos.... me siento cansado... Logro aguantar un par de horas más, sonriendo como ya me he acostumbrado ha hacer, hasta que suena el tono de los mensajes en mi móvil...
“Hola. ¿Podrías pasar hoy por nuestra casa?
Creo que te has dejado unas cosas
que podrías necesitar.
Atentamente:
Yune”
Miré sorprendido la pantalla parpadeante del aparato, mientras trataba de asimilar todo lo que había leído... ¿De verdad pretendía que fuera a su casa? ¿Hoy?... Si he estado a punto de morirme , durante los últimos ensayos... tenerlo tan cerca y pensar que ya no somos nada. Ha tenido mucho tiempo para pedírmelo, como para que ahora … en este día... venga a pedirme que... ¿Será?...
Me despido de los chicos , alegando que me encontraba algo decaído para volar en dirección a ese lugar.... me sabia el camino hasta la casa de memoria, no me hacia falta mirar por donde pisaba para saber los metros que me separaban del hogar...
Llegué a la casa con el corazón en la boca, debía de estar sudando, pero no me importó nada, cuando llegué, y me lo encontré en el portal esperándome …
Puse una cara seria, tratando de esconder el nerviosismo que sentía por verlo de nuevo, en “nuestra casa.... No me había vuelto a quedar a solas con él desde hacía mucho tiempo... solo nos veíamos en los ensayos... ya que yo me estaba quedando en casa de Ruki... Lo echaba tanto de menos... me moría de ganas de saltar le encima y matarlo a besos... pero no podía... lo había dejado tenía que ser fuerte.
- ¿Para qué me has llamado, Yune?- Le pregunté de la forma más fría que pude.
- Yo... - Yune hablaba sin levantar la vista del suelo- te dejas tes tus cosas... y...- su voz sonaba quebrada- … y … yo quiero que te las lleves- rompió a llorar, echándose sobre mí abrazándome.
Me había dejado descolocado... no lo entendía... ¿Por qué lloraba?... Con lentitud pasé mis brazos por su espalda, atrayendo lo más hacia mí, para consolarlo...
- Ya, Yune- le susurré- ...No llores, me haces sentir mal.
- Pero es que...-
Kamisama, como me derrite ver llorar a un hombre, es de las cosas que nunca entenderé... ya que para que un hombre llore, tiene que pasar algo bien gordo... Se que no soy el más indicado para decir esto, ya que yo lloro por nada... pero... ver a Yune así...
No sé como sucedió... Ni por qué lo hice, pero no pude evitar ponerme a besar esa cara para retirar las lágrimas que corrían por su rostro, mientras yo mismo comenzaba a llorar... En algún momento mis labios rosaron los suyos y comenzaron a ser correspondidos por los de él, quien me atrajo aún mas a su cuerpo, bebiendo con ansias del sabor que me había sido vedado todo este tiempo.
El beso fue cortado por la falta de aire... nuestras miradas lo decían todo. Nuestras agitadas respiraciones eran el único sonido que podíamos escuchar...
- Yune... yo – traté de hablar, pero me selló mis labios con los suyos.
- Sshh... hablamos luego- Me sonrió- ¿Subes?- Me dijo abriéndome la puerta.
Le tomé de la mano y le seguí... No pensaba en otra cosa que entrar juntos a la habitación... cruzamos entre besos la puerta y el pasillo de la casa, y mis manos ya se colaban por debajo de su camisa cuando llegamos al salón...
-¡¡SORPRESA!!
Me separé de Yune, interrogante, mirando la cara de desconcierto de todos , al encontrarnos en esa posición tan amorosa, después de vernos evitándonos durante todo este tiempo...
La primera cara que vi fue la de Ruki, que se había desencajado en una extraña mueca, que rápidamente cambió por una sonrisa para abrazarme con fuerza, haciendo que los demás reaccionasen, y se acercasen a felicitarme, mientras Yune se iba por unas cervezas.
Al fondo, pude ver a Yuu, quien botaba algo plateado y morado a la basura... ;Me llamó la atención, pero no pude verle la cara ya que se había puesto en un lado de la habitación que me quedaba en el punto en el que se encontraban Ruki saltando, mientras me hablaba de como había logrado organizarlo todo...
Lo cierto es que durante un par de horas fui feliz. Habían montado un karaoke, y habíamos estrenado algunas botellas de Sake que me habían regalado entre Reita y Yuu …
Cuando todo estuvo mas tranquilo, fui a sentarme con Yuu. Hacía rato que lo veía callado... como encerrado en si mismo... pensativo... no era el alegre Yuu de siempre, el que me animaba a seguir adelante pasase lo que pasase.
- Yuu- me miró- ¿Qué te pasa?
- Nada- me susurró.
- Oh, vamos, Shiroyama!... Que te conozco... - lo mire preocupado- ¿Te encuentras mal?
- Ya te he dicho que no es nada- Dijo alzando la cara.
Mire en sus ojos... en ellos veía un deje de tristeza.
- Me estas mintiendo. - Le susurré sin apartar mi mirada de sus ojos, los cuales se estaban tornando vidriosos.- … Yuu.. por favor.
- ¡Ya dejame! - me gritó poniéndose en pie. Saliendo de la habitación mientras todas las miradas se dirigían hacia nosotros.
- Yuu, Se encuentra mal.- lo escusé- … voy a acompañarlo.
Corrí tras él hasta la puerta de la casa.
- ¡¡Yuu!! Espérame
- ¡¡Que me dejes te he dicho!!
Estaba llorando... ¿Por qué lloraba Yuu?... ¿Que podría haber echo para que se enojara así con migo?
- Yuu... yo no se que he echo para que me odies tanto... yo...
- ¿Que te odio?- me miró sorprendido sin dejarme continuar- ¿crees que estoy llorando por que te odio? Eres mas tonto de lo que parecías Shima...
Me había dejado trastocado... ¡¿Pero que coño le estaba pasando a Shiroyama?!
- Tú no eres así... - le susurré, dolido por su comentario.
- ¿Y como se supone que soy? No me conoces de nada , … solo me ves en los ensayos y ya te crees que lo sabes todo de mi!? ¡¡Pues estás muy equivocado, Takashima!!
- Si no me dices a donde coño quieres llegar no me enteraré, bakka!!- Sus comentarios realmente me habían dolido.
Yo confiaba ciegamente en él.... y al parecer mi confianza no era correspondida... Los ojos de Yuu me hablaban de un dolor silencioso... un dolor tan profundo y oscuro que no le dejaba desahogarse.... Me dolía verlo así...
- No te quiero volver a ver … ¡As como si nunca nos hubiésemos conocido!!
Esas palabras me dejaron clavado en el sitio, viendo como Yuu corría por la calle, alejándose de mi... me quede en silencio esperando que volviese... Deseaba con toda mi alma , que Yuu diese media vuelta y me abrazase, mientras me decía que todo había sido una broma … de mal gusto... pero una broma a fin de cuentas...
Estuve como dos horas por fuera de la casa, hasta que Reita y Ruki se acercaron a mi.. al parecer me habían estado buscando y se habían asustado al no encontrarme en la casa.
- ¿Estas llorando? - me susurró Ruki retirándome una lágrima de la cara.
- ¿Eeh?- me toque la cara con mis manos.
Estaba llorando... no me había dado cuenta que desde que había aceptado que Yuu no volvería esta noche a mi casa había roto en un silencioso llanto .
- Vamos a mi casa...- me dijo Ruki tomándome de la mano, suplicante.
- Si...
Reita paso sus brazos tras de mis hombros para guiarme, mientras Ruki , no soltaba mi mano. Me sentía algo mejor al estar entre mis dos mejores amigos... era reconfortante... pero no me sentiría bien hasta que no les contase la verdad...
Una vez llegamos a la casa nos fuimos los tres a ducharnos y una vez colocados sobre la cama de matrimonio de Ruki, les comencé a relatar, lo acontecido en los últimos meses. El que me había separado de Yune , y nuestra repentina reconciliación de hoy. Mis escapadas con Yuu a la playa... y... donde sin entender por que volví a romper a llorar … la despedida de Yuu de hoy... pensándolo bien... me había dolido mucho mas las palabras de Shiroyama, que todos los golpes que Yune me había propinado desde que comenzase nuestra relación...
Reita me abrazó protectora mente, y Ruki se le unió, derramando lágrimas por mi. Me sentía mal por ver a Ruki llorar, pero... no lo podía evitar... le abrasé con aún mas fuerza derramando las lágrimas que me habían estado atormentando todo este tiempo. Pese a que no les había contado toda la verdad , ya me sentía aliviado. Tanto, que me dormí sobre el pecho de Reita, y a su vez Ruki se había dormido en mis rodillas... Para cualquiera que nos hubiese visto , nuestra posición contraería connotaciones sexuales, peor para nosotros, simple mente era nuestra manera de expresar lo que sentíamos por nosotros. Eramos amigos, lo hemos sido siempre, desde el preciso instante en que intercambiamos las primeras palabras...
Sigo pensando que jamás les podré pagar todo lo que han echo por mi... Esos momentos tan íntimos que hemos compartido... Esos momentos en los que he necesitado una mano amiga, han estado ahí, alzándome la mano todo el tiempo. No evitando que me cayese, pero sí estando pendientes para ayudarme a levantarme … Tal y como un verdadero amigo hace. Una simple llamada y ya los tienes al lado... Nunca podre agradecerles todo lo que han echo por mi...
Quiero gritarlo a los cuatro vientos....
Ruki...
Reita...
...Gracias por existir...
-Stigmata-
Capítulo primero: Bereavement
Hace unos meses que mi salud no lucía tan radiante como solía ser. Me preocupe bastante.
Al ser miembro de una banda emergente como Alice Nine cosas como entrevistas y sesiones fotográficas están a la orden del día, programas radiales y todo lo que se ponga en frente; debes estar siempre en las mejores condiciones y esforzarte al ciento por ciento. Puede parecer duro este tipo de vida, agobiante, pero hay momentos que son irreemplazables.
Disfruto mucho de la compañía de los integrantes de la banda; durante el tiempo pasamos de ser compañeros de banda a amigos.
El mejor momento es cuando estamos por componer una canción. La música tiene ese don, llena el alma de todos quienes le escuchan llevándole los sentimientos más puros de quien la compone… Me encanta lo que hago, no creo haber podido ser otra cosa. Crear música, esa es la razón de mi vida, es lo que me gusta hacer.
¿Por qué es que digo todas estas cosas?
Es como si hubiera tomado un camino distinto a lo que plantee en un comienzo pero no es así, tiene mucho que ver lo uno con lo otro, mi amor hacía la música y mi estado de salud.
Asistí al centro médico para un chequeo completo. No tenía ni la más menor idea de la especificación de mis dolencias; dolores de cabeza, pérdida del apetito, cambios de humor repentinos y vómitos. Siempre mantuve en mi mente la idea del estrés, no era raro pensarlo de esa manera y sólo comencé a relajarme. Asumo que fue irresponsable de mi parte no preocuparme o no darle el peso a la situación…
El día que decidí ir al médico —o más bien, cuando llegué—, fue luego de los ensayos de la banda. Recuerdo que me sentía más agotado que de costumbre, tanto que perdía la capacidad de respirar… Lo último que logré ver fue la imagen del cielo.
Era tanto el calor en el estudio que se me presentó… un cuadro de convulsiones las que me llevaron a la clínica de emergencia. Todos parecían tan preocupados por mí, lo recuerdo claramente; diciendo cosas como: “Vas a estar bien” o “No te preocupes”, mientras me llevaban en camilla a la ambulancia… Puede que haya sido sólo mi imaginación pero sentí que alguien lloró por mí en ese momento.
Una vez en la clínica y habiéndome hecho un chequeo completo quise saber de mi diagnóstico, antes que cualquiera. Saber qué era, tomar los medicamentos y olvidarlo todo…
Sin embargo, el destino, el cruel destino tenía otra cosa preparada para mí. Algo que ni yo mismo, en la peor de las pesadillas llegué a soñar, algo que no sería capaz de desear ni al peor de mis enemigos… Porque desde que conocí de la realidad del diagnóstico la vida se me fue. Dejé de vivir en vida.
Una enfermedad que por falta de atención y descuidos reiterados estaba ya muy avanzada; pese a ello, aún podía ser remediada, pero el riesgo era mucho. Operarían mi cabeza. Un “NO” fue lo que recibieron los médicos de mi parte. Un “NO” rotundo y sepulcral; no dejaría que un montón de sujetos de cotona blanca escudriñaran con sus pinzas dentro de mi cerebro. Si algo salía mal moriría en un instante y si salía con bien lo que me esperaba era un martirio de vida. Se caería mi cabello, pasaría la mayor parte del tiempo en el hospital y me perdería las cosas que más amo en la vida por estar en recuperación. Hay personas que deciden hacerlo, no puedo oponerme a ello pero no era mi caso, no era lo que quería.
Prefiero pasar por todas las etapas de mi enfermedad hasta quedar hecho un despojo humano.
Si debo elegir entre una vida breve en el exterior y una larga vida de hospital privándome del simple hecho de vivir como los demás…; prefiero mi vivir como hasta ahora aunque mi muerte sea cercana.
Luego de haber pasado por la clínica todos parecían más pendientes de mí, preguntándome a cada minuto si estaba bien; si podíamos seguir con los ensayos o si no eran lo suficientemente duros para mí. Tanta fue la preocupación que se instaló un sistema de ambiente temperado, obviamente, por mi estado de salud debilitado. Desde ese hecho en particular comencé a mentir constantemente. No quería que nadie se enterara. Que me vieran con lástima o que me trataran de forma distinta sólo por saber que iba a morir. Así es, mi enfermedad era –a estas alturas— de carácter terminal.
Convenciendo a todos de que realmente no era nada serio, sino, un cuadro de estrés fue que todo el asunto pasó a segundo plano y todos volvían nuevamente a tratarme como antes, como había sido mi deseo.
Siempre pensé que sería un martirio saber de tu muerte antes de tiempo. Viviría esclavizado a ella, pero es justamente lo opuesto. Desde que supe que moriría en poco tiempo es que comencé también a valorar las cosas y a las personas que tenía a mi lado. Cuando sabes que morirás no te preocupas de banalidades, vives tranquilo y de alguna forma alcanzas la libertad.
Me sentía bien, con los típicos malestares de la enfermedad de vez en cuando, nada serio, incluso diría que aprendí a vivir con ellos y ya ni los encontraba tan malos.
Algo que me satisfacía y hacía mis días más felices era ver cómo la popularidad de Alice Nine subía día con día. De ninguna forma hubiera querido cambiar este momento, este preciado momento, sino, si lo perdía ahora nadie podría contarme sobre el final del sueño. Concebir a Alice Nine era un sueño que se concretaba, esta era la banda y la familia que siempre quise.
Muchos han sido los meses que pasaron luego de mi diagnóstico y nada ha cambiado. Lo único nuevo era que a pesar de valorar tanto a las personas que tenía ahora junto a mí, de alguna forma también había sido egoísta, sin saber lo que pensarían y sentirían cuando por fin dejara de estar con ellos. Una cosa más… ¿qué pasaría con Alice Nine? Con la familia y la banda que se supone dije amar tanto, el que me vaya y les deje debería ser una situación compleja…
Estando en mi cama pude pensar con claridad. Sabía lo que haría a partir de mañana, hablaría con ellos. Uno a la vez para saber qué pensarían de perder a alguien de la banda. No precisamente diciéndoles que sería yo esa persona, sería una brutalidad de mi parte llegar y decirles: “¿Qué pensarías si alguno de nosotros muriera? Lo pregunto porque me voy a morir tal vez mañana o la próxima semana o el mes que viene”. —Que idiota—. Reí.
Esa noche dormí tranquilamente al igual que todas las noches anteriores. Esperando el nuevo día.
Al menos algo me decía que el cáncer no me mataría hoy. Probablemente la semana entrante; me dije antes de dormir por completo.